BIOCHIPS HUMANOS JOWAN
BIOCHIPS HUMANOS JOWAN ÖSTERLUND FUNDADOR Y CEO, BIOHAX D e pequeño, a Jowan Österlund le encantaban los cíborgs. Le fascinaba la combinación de biología humana y tecnología. A medida que crecía, centró su carrera profesional en la mejora del cuerpo a través de perforaciones y otras modificaciones. Pero es la fundación de su empresa de biochips Biohax International lo que le ha hecho convertirse en estandarte de una industria que genera tanta controversia como oportunidades de negocio, en igual medida. ¿Está abriendo una puerta para que todos nos convirtamos en cíborgs de un modo u otro? La implantación de biochips es un proceso en el que un microchip de un diminuto cilindro de vidrio o resina se inserta permanentemente bajo la piel, normalmente en la carne entre el dedo índice y el pulgar. Una vez instalado, el identificador único del chip puede programarse para realizar una serie de funciones: desbloquear datos médicos personales, abrir puertas seguras o incluso realizar pagos. Österlund argumenta que esta tecnología ofrece un futuro de seguridad personal mejorada y comodidad sin igual. «La primera vez que realmente me programé con un implante tecnológico, hice realidad mi sueño de cuando tenía 13 años», comenta. «Lo primero que hice fue programar mi chip con un iniciador de llamada para que, al colocar el móvil en el brazo, llamara a mi esposa». La integración de tecnología en los cuerpos no es nueva. Los marcapasos electrónicos llevan implantándose en los corazones humanos desde los años 60. E incluso llevamos años usando microchips para identificar a las mascotas. La novedad está en que ahora las personas buscan activamente añadir tecnología a sus cuerpos (biohacking) cuando no es estrictamente necesario. Es una nueva actitud hacia la santidad de la forma humana; la gente está cada vez más interesada en ser más que humanos. «Siempre tratamos de optimizar todo lo que nos resulta externo, lo que es muy exigente en cuanto a recursos y genera estrés», dice Österlund. «Con el biohacking te conviertes en parte de ese ecosistema de cosas. Eres la clave y lo controlas absolutamente todo». Es un concepto de rapidez y comodidad que muchos encuentran tentador. Biohax ha tenido un éxito y una aceptación sin parangón en su Suecia natal, donde la red ferroviaria nacional es ahora compatible con biochips, y la cadena de gimnasios Nordic Wellness permite a los miembros abrir tornos y taquillas con sus manos. Actualmente hay alrededor de 6.000 personas con chips Biohax en todo el mundo. El cambio podría ser revolucionario. «El éxito del biohacking se producirá en última instancia cuando se eduque a las personas sobre las ventajas que les supone en el mundo real», dice Österlund. «Imagínate no tener que volver a preocuparte por perder las llaves o la tarjeta». La tecnología sigue siendo polémica, y hay muchas personas con reparos sobre su intimidad e incluso con objeciones morales. Pero el uso de biochips avanza imparable. «Muy pronto, los chips permitirán a los paramédicos y a los hospitales identificarte y obtener información sobre tu estado de salud, incluso si estás inconsciente», explica Österlund. «No hay duda de que salvará vidas». FOTOGRAFÍA: JANNICK BOERLUM «LA PRIMERA VEZ QUE ME PROGRAMÉ CON UN IMPLANTE TECNOLÓGICO, HICE REALIDAD MI SUEÑO DE CUANDO TENÍA 13 AÑOS» 50