S on las 7:30, pero
S on las 7:30, pero aquí, en los Pirineos andorranos, sigue reinando la oscuridad. La luz de la luna llena se refleja en las coníferas que cubren las laderas más bajas. Para cuando el sol corona las cimas, el Land Rover Defender avanza a buena marcha hacia nuestro campamento base, situado a unos 500 metros de altura sobre el pueblo de Canillo. Al volante del Defender está la aventurera británica Phoebe Smith, que maniobra hábilmente ladera arriba, mientras que su colega explorador Dwayne Fields hace las veces de pinchadiscos en el asiento del acompañante. «¡Vamos a poner algo de música!», sugiere mientras sube el volumen al máximo. Phoebe sonríe y pisa a fondo el acelerador al enfilar una recta, metiéndose jocosamente con sus gustos musicales. La pareja ha venido a este pequeño microestado europeo en una misión de entrenamiento para su expedición más importante hasta la fecha, un trayecto de 1.335 km desde la isla Berkner en la Antártida hasta el Polo Sur, que está prevista para noviembre de 2022. En el momento de escribir esto, acaban de completar una caminata de 40 días desde el punto más septentrional de Escocia hasta el extremo sur de Inglaterra, y se les nota, ya que están rebosantes de energía y se lanzan bromas mutuamente. Se conocieron en 2017 mientras hacían entrega de los premios Duke of Edinburgh en el Palacio de Buckingham y estrecharon lazos al compartir experiencias comunes —incluidas barreras raciales y de género— que habían vivido en el mundo de la aventura. Juntos han creado la Fundación WeTwo, que pretende cambiar la imagen que se tiene de la aventura, hacer más accesibles los espacios abiertos e introducir a jóvenes desfavorecidos en el estilo de vida que los ha transformado a los dos. Pero antes que nada, hay una montaña que superar en Andorra. El Defender, un 110 X en reluciente Fuji White, surca la nieve hacia el sendero de salida de uno de los picos más altos del país, el Casamanya. Desde allí, Dwayne y Phoebe continuarán a pie y acamparán cerca de la cumbre, a 2.740 m sobre el nivel del mar, donde las condiciones heladas, las temperaturas bajo cero y la experiencia adquirida de acampar en un entorno hostil les proporcionarán una valiosa preparación para su estancia en la Antártida. La afición de Dwayne por el aire libre comenzó de niño en Jamaica, pero esta primera época terminó al mudarse a Londres. «Me costó un poco hacer amigos nada más llegar», recuerda. «Así que un día desenterré un puñado de insectos en el patio del colegio para mostrárselos a mis compañeros de clase, para enseñarles lo que sabía e impresionarles. Como puedes imaginar, me salió el tiro por la culata; todos los niños huyeron despavoridos. Nunca me sentí tan solo en mi vida. Fue entonces cuando me di cuenta de que el mundo en el que estaba ahora era completamente diferente al que yo conocía». Para encajar, Dwayne se doblegó al statu quo e hizo lo que el resto de los niños. Pocos años después, cayó en el mundo de las pandillas callejeras, sobrevivió a un apuñalamiento y le dispararon en dos ocasiones a bocajarro. En ambas ocasiones, el arma falló. Luego decidió replantearse lo que quería de la vida, y se dio cuenta de que sus mejores recuerdos eran de los años que pasó en Jamaica escalando árboles, buscando su propia comida y cocinándola en una hoguera, libre en la naturaleza. A partir de entonces, Dwayne se propuso el reto Las secuencias todoterreno se han filmado en terrenos acotados con autorización de integrar la naturaleza lo máximo posible en su vida diaria. Pero la tragedia personal también desempeñó un papel decisivo: «Un amigo mío murió asesinado en 2007 y quería hacer algo para que la gente de mi entorno pensara más acerca de lo que podían lograr si no permitían que sus límites se vieran acotados por un código postal». Con veintipocos años, y haciendo un gran esfuerzo, Dwayne recaudó dinero para financiar un viaje al Ártico, convirtiéndose en el primer británico de raza negra en recorrer a pie 644 km hasta el Polo Norte magnético. Hoy es miembro de la Royal Geographic Society, y su lista de logros no ha hecho más que crecer, desde la circunnavegación de Jamaica en un kayak hasta una expedición con niños de zonas urbanas, pasando por la conquista de la cumbre de Ben Nevis. Phoebe, periodista de viajes que publicó la revista Wanderlust y que ahora escribe para los principales periódicos nacionales del Reino Unido, creció sin tener muchos referentes femeninos en el mundo de la aventura mientras crecía. Su interés se avivó cuando una amiga de Australia la persuadió para dormir toda la noche en una bolsa de viaje (una cama plegable utilizada por los vaqueros locales) en el interior del país. «Estaba aterrorizada», recuerda. «Nunca había querido acampar. Antes de meterme en la cama, comenzaron a enumerar todas las cosas que podían matarte, y pensé: "¡Esto no me gusta nada!"». Por supuesto, no solo estaba equivocada, sino que ha pasado a convertirse en la primera persona en dormir en todos los puntos más extremos de Gran Bretaña continental. También ha pasado la noche en las cumbres más altas de Gales, Inglaterra y Escocia, y ha publicado diez libros, incluidos los superventas Extreme Sleeps: Adventures of a Wild Camper y Wilderness Weekends: Wild Adventures in Britain’s Rugged Corners. El número de mujeres que hacen carrera en el mundo de la aventura sin duda ha aumentado desde la infancia de Phoebe, pero todavía persiste un vasto desequilibrio de género. Mientras el Defender recorre las estrechas curvas de camino al campamento base, Dwayne y Phoebe explican su motivación principal para la expedición del Polo Sur: llevar a un grupo de jóvenes desfavorecidos del Reino Unido en una expedición en barco a la Antártida en 2021. «Los niños a los que queremos llegar provienen de entornos en los que se les ha dicho: "No puedes hacer eso", o que ni siquiera se lo plantean como una posibilidad», apunta Phoebe. «Queremos que no solo vean la Antártida y se enamoren de ella, sino que también comprendan los problemas a los que se enfrenta el planeta y abran los ojos a opciones profesionales que tal vez nunca se habrían encontrado de otro modo. Nos importa mucho el clima, y ambos adoramos la vida salvaje; uno no podría existir sin el otro, y la Antártida es determinante para ambos. Con esta expedición pretendemos hacer Forjados en la nieve La nieve espesa y el frío gélido no son un obstáculo para los aventureros 31