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Abril de 2017

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Presentación del nuevo Range Rover Velar | Un vistazo a algunas de las casas más exclusivas del planeta | La relación del hombre con su mejor amigo | Un viaje de película por la isla de Skye

38 Por su condición

38 Por su condición de grinder, Ed Powys necesita fuerza física y resistencia. Su misión: inyectar potencia al sistema hidráulico para facilitar el control de la embarcación durante las maniobras.

ESPÍRITU DE EQUIPO 12-15 HORAS DE ENTRENAMIENTO FÍSICO A LA SEMANA 24-40 AÑOS FRANJA DE EDAD DE LA TRIPULACIÓN Tus bíceps y tus antebrazos te imploran clemencia. Mientras das vueltas y más vueltas a esas descomunales manivelas desde tu posición, lanzas una rápida mirada a tu rival. Intentas recordarte que él siente tanto dolor como tú. De repente, las afiladas proas de su catamarán de fibra de carbono desaparecen del campo de visión, cubiertas por la espuma blanquiazul de las aguas de las Bermudas. De 40 nudos a cero en un segundo: el inesperado traspié de tu rival ha dado un breve respiro a tus maltrechos músculos. Momentos así decidirán la 35.ª edición de la Copa América esta primavera en las aguas tropicales de las Bermudas, a casi 1.000 km de la costa atlántica de Estados Unidos. La Copa América es el trofeo más codiciado del mundo de la vela, el objeto de deseo de Sir Ben Ainslie y toda su tripulación del Land Rover BAR, que en mayo y junio de este año se medirán a otros cinco destacados equipos. La vela ha sido tradicionalmente un deporte más de cabeza que de músculo, una disciplina en que la agilidad mental se ha impuesto a la fuerza física. Eso ha cambiado en la Copa América actual, donde el componente físico tiene más peso que nunca. En los 166 años de historia de la competición, siempre ha sido necesario el concurso de forzudos marineros capaces de girar los cabrestantes para izar las enormes velas y maniobrar la embarcación con más rapidez y precisión que sus rivales. Hasta 2007 la prueba estaba protagonizada por grandes veleros que realizaban largas mangas, con regatas de más de una hora de duración y pausas de hasta cinco minutos entre cada maniobras. La fuerza era importante, pero el tono cardiovascular no tanto. En los últimos cinco años ha llovido mucho: los veleros han dejado paso a ligerísimos catamaranes de fibra de carbono que planean sobre la superficie y compiten en mangas mucho más cortas. Sin embargo, estos planeadores multicasco no pueden volar solos: son inestables por naturaleza y, abandonados a su suerte, perderían el rumbo en cuestión de segundos. Por encima del agua, el ala de 24 metros de altura captura el viento y lo convierte en energía. Por debajo de la superficie asoman unas estilizadas y sofisticadas hidroalas en forma de daga. Para controlar el ala y las hidroalas hace falta potencia hidráulica, y aquí es donde entran en juego los cuatro grinders, los únicos capaces de generar energía a través de la potencia de sus músculos y su esfuerzo cardiovascular. Para conquistar regatas en las Bermudas, las tripulaciones deberán encontrar la forma de “volar” en una línea estable y continua desde el principio hasta cruzar la meta, unos 15 o 20 minutos más tarde. Y por si esta misión no fuera de por sí lo bastante complicada, luego están las maniobras, las ceñidas (giro de 90 grados a barlovento) y las trasluchadas (giro de 90 grados a sotavento). En resumen, demasiado trabajo para que los seis tripulantes puedan estar pendientes de todo. Sin embargo, cuanta más potencia puedan inyectar los atletas en el sistema hidráulico, más control tendrán al realizar estas maniobras. Y más control es igual a más velocidad. Si las reglas no lo prohibieran, estos catamaranes America’s Cup Class podrían incorporar innovadores sistemas de control electrónicos similares a los de un avión de combate como el Eurofighter. Con la tecnología digital, conseguir un vuelo estable sería pan comido. Pero las ayudas electrónicas, llevar el catamarán por el buen camino depende de las habilidades físicas y mentales de los seis tripulantes (un timonel, un táctico y cuatro grinders). Por tanto, en última instancia el sistema se alimenta de la potencia física que los navegantes pueden generar a través de las manivelas. Así, pues, no es exagerado afirmar que en la Copa América actual el tono físico es lo que separa la gloria del fracaso. La persona responsable de cuidar y mimar este factor humano es Ben Williams, que desembarca en el mundo de la vela tras su paso por el ejército y con una dilatada trayectoria competitiva en disciplinas extremas como la Marathon des Sables. Williams ha diseñado un plan de entrenamiento específico para el Land Rover BAR. Un plan para sudar a mares. “Analizando las regatas con los veleros de antes, vi que la relación entre esfuerzo y descanso era de 1 a 6. En cambio, ahora es más bien de 6 a 1. Es un esfuerzo de máxima intensidad desde el principio hasta el final”, asegura Williams. Gracias a su plan, los integrantes del Land Rover BAR van perfeccionando semana a semana las técnicas para hacer levitar sus volátiles catamaranes. 39

 

Revista Land Rover

 

La revista Land Rover Magazine recoge en sus páginas historias de diferentes lugares del mundo que hablan de fuerza interior y de afán de superación.

En este número, ponemos a prueba el Defender de la mano de dos intrépidos y jóvenes aventureros mientras preparan una expedición al Polo Sur. También celebramos los 50 años del Range Rover participando en una ruta que descubre las maravillas de Dubái. Echamos la vista atrás, pero también miramos hacia el futuro: un grupo de visionarios nos explica las tecnologías que pueden cambiarnos la vida en los próximos años.

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