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Octubre de 2016

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Presentación en sociedad del nuevo Discovery | Retrato de una leyenda de la vela: Ben Ainslie | Una mirada al futuro de la movilidad y el transporte | Copenhague: ¿Probablemente la ciudad más cool del mundo?

AMERICA’S CUP

AMERICA’S CUP 24

COPA AMÉRICA “EL RECORRIDO PERMITE A LAS EMBARCACIONES APROXIMARSE A LAS MARCAS DESDE DIFERENTES DIRECCIONES, POR LO QUE NO ES DESCARTABLE UNA VELOCIDAD PUNTA DE TURN DÍGITOS. SIN FRENOS, CLARO.” FOTOGRAFÍA: MARK LLOYD Y RICARDO PINTO Olvide por un instante todo lo que sabía hasta ahora sobre la regata deportiva más antigua del mundo, la Copa América. Olvídese de la historia de los británicos monárquicos que organizaron una regata en honor a la Reina Victoria, una prueba que perdieron en esa edición, y en todas las siguientes. Las leyendas en torno a los Titanes Americanos (los Rockefeller y JP Morgan) surcando el mar a toda vela con sus gigantescos veleros. Las normas ancestrales, las victorias decididas en los tribunales o los horarios imposibles. Nada de esto cuenta. La nueva Copa América gira alrededor de un concepto mucho más sencillo: los mejores navegantes del mundo—siete de los cuales han ganado una o varias medallas olímpicas de oro—al mando de las embarcaciones más avanzadas, futuristas y rápidas del planeta. ¿Le suena la fórmula? Efectivamente, la Copa América es la Fórmula Uno del mar. Seguramente alguien dirá que la fórmula ya estaba inventada y que se llamaba fueraborda. Pues no es así, porque estas embarcaciones están mucho más preparadas: con un poco de viento, apenas un soplo, pueden alcanzar velocidades de hasta 150 km/h. Las seis embarcaciones, pilotadas por equipos de América, Nueva Zelanda, Japón, Francia, Suecia y, evidentemente, Gran Bretaña (gracias al revolucionario proyecto de colaboración entre Land Rover y Ben Ainslie) son catamaranes planeadores con ala en lugar de vela. El ala, que mide 23 m de altura, casi como la de un Boeing 737, sustituye la vela convencional y es muchísimo más eficiente, ya que genera una potencia que permite navegar al triple de la velocidad del viento. Los foils situados bajo los dos cascos pueden elevar la embarcación fuera del agua a velocidades superiores a los 22 km/h, lo que reduce a cero la fricción de los cascos con las olas, ya que solo los foils y los timones se mantienen en contacto con el agua. Liberada del pesado abrazo del agua densa (con una densidad 786 veces superior a la del aire), la embarcación puede despegar, literalmente. Y gracias a este prodigioso impulso el ala genera más potencia. De hecho, genera incluso su propio viento y el bólido puede alcanzar los 80 km/h e incluso aproximarse a los 100 km/h si el viento acompaña. Y como los trazados de las pruebas permiten a los catamaranes aproximarse a las marcas de sotavento y barlovento desde diferentes direcciones, no son descartables velocidades punta de tres dígitos. Sin frenos, evidentemente. Ante esta avalancha de tecnología, queda claro por qué solo valen los mejores para tomar las riendas de estas bestias marinas. El Land Rover BAR tiene en su tripulación cinco medallas de oro, repartidas entre Giles Scott, que ganó en Río su primer oro con Gran Bretaña en clase Finn, y el propio Ainslie, el regatista olímpico más laureado de la historia, que ganó el primero de sus cuatro oros consecutivos en el año 2000. Los demás equipos tampoco se quedan atrás. Pete Burling y Blair Tuke, en el equipo de Nueva Zelanda, se impusieron en Río en la clase 49er. El sueco Nathan Outeridge conquistó el oro en 49er en Londres y su compañero de equipo Iain Percy se colgó dos oros en el año 2000 (Finn) y en el 2008 (Star). Tom Slingsby, del equipo americano, conquistó el oro en Londres 2012 en la clase Laser. Y después está el patrón de Slingsby, el australiano Jimmy Spithill, que renunció al camino olímpico y prefirió debutar directamente en la Copa América: fue el capitán más joven de la historia de la competición, el más joven en ganar una regata y el más joven en alzar la Copa América, en 2010, al timón del primero de los famosos Oracle multicasco, propulsado por la que todavía sigue siendo el ala más grande jamás construida, con 54 m de altura. Cuando a Spithill le tocó defender la Copa América en 2013, el Oracle era bastante más pequeño, pero también más rápido. La tecnología del foiling ya había llegado, aunque hacía muy poco que el Team USA la estaba usando, y Spithill tuvo que pelear lo indecible para arrebatar la victoria en el último suspiro a Nueva Zelanda. Su remontada tras ir 8-1 abajo es para muchos la mayor hazaña en la historia de la competición, pero Spithill no lo consiguió solo: el Oracle recurrió a Sir Ben Ainslie y a su maestría táctica. Sin embargo, para la siguiente defensa del Oracle Ainslie ya no estaría 25

 

Revista Land Rover

 

La revista Land Rover Magazine recoge en sus páginas historias de diferentes lugares del mundo que hablan de fuerza interior y de afán de superación.

En este número, ponemos a prueba el Defender de la mano de dos intrépidos y jóvenes aventureros mientras preparan una expedición al Polo Sur. También celebramos los 50 años del Range Rover participando en una ruta que descubre las maravillas de Dubái. Echamos la vista atrás, pero también miramos hacia el futuro: un grupo de visionarios nos explica las tecnologías que pueden cambiarnos la vida en los próximos años.

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